En el día de hoy me he encontrado esta pareja de pequeños angelitos en una tienda de trajes de novia muy cerca de la Glorieta de Bilbao, aquí, en Madrid.
Nos conduce con tristeza a hablar descaradamente sobre la filosofía de el mal gusto, lo que los alemanes de finales de siglo XIX llamaban Kitsch. ¿Quién sería el escaparatista capaz de colocar sobre la cabeza de éste querubin el tocado carnavalesco?, propio de las tiedas de disfraces de "Vicente Rico", o lo que es peor, creyendo colocar sobre el angelito la diadema real, copia de las que lucen las damas de nuestra borbónica monarquía.
Ahora nos podemos explicar el porqué de ese gesto tan triste, hechándose la manita a la cara, y encima no pudiéndose escapar del escaparate en cuestión...
Menos mal, que a escasos metros, y en el otro extremo de la exposición hay otro pequeño querubín animándole con una ramita no se sabe muy bien de qué para que no sufra ni le dé verguenza, al fin y al cabo, la tienda está junto al barrio de Chueca y ya se acercan los Carnavales... ¿No podría ser que el angelito se esté preparando para ganar un concurso de "Drag Queen"?.
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